El otoño es un periodo encantador que brinda a los niños infinitas posibilidades de aprender y jugar. Sus colores vibrantes, las hojas que caen y las variaciones climáticas son fuentes inigualables de inspiración, que nos permiten crear actividades lúdicas con matices educativos y creativos.
Exploramos en esta entrada un divertido abanico de ideas que hace plausible la estimulación sensorial en el otoño con elementos naturales, como hojas secas. Todas ellas son idóneas para realizarlas en casa, en el parque o en la escuela, y en las que toda la familia y amigos pueden participar.
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Caminata sensorial en el bosque

No hay mejor manera que descubrir el otoño adentrándonos en una caminata en un bosque. Experimentando el cambio de clima, observando los cambios en los árboles y la vegetación, y percibiendo los aromas que emanan de estos inigualables espacios naturales.
En algunos bosques es más notorio el otoño con el cambio de color y en la caída de las hojas. Así como la forma en que la luz de los rayos solares entran por las ramas de árboles y el suelo cubierto por vegetación amarilla, roja o naranja.
Esta actividad es perfecta para motivar a los niños a salir y ejercitarse a un nivel moderado mientras exploran la naturaleza y recolectan los «tesoros» necesarios para su collage otoñal, como hojas, piñas y bellotas.
Diversión con hojas secas
Las hojas secas ofrecen una agradable experiencia estimulante para el tacto, el oído, la vista, e incluso el olfato. Y los niños disfrutan muchísimo las actividades que involucran manipularlas de distintas formas. Algunas que podemos recomendar son:
- Estrujar hojas secas: El tacto, después de la vista, es el sentido que más se busca estimular cuando se trata de jugar con hojas secas. Lo primero que hacen los niños es querer estrujarlas o pisarlas para sentir su característica crujiente. A partir de ello, los chicos descubrirán que algunas son más ásperas y duras que otras.
- Clasificar hojas por colores y tamaños: Las hojas se prestan perfectamente para que los niños aprendan no sólo sobre el otoño, también a diferenciarlas y clasificarlas de acuerdo con sus características, como: tamaño, formas, colores e incluso olores. Esta actividad permite que los chicos desarrollen su capacidad de observar, clasificar y comparar.
- Hacer montículos de hojas: En algunos bosques es posible acomodar en montículos grandes cantidades de hojas secas para poder recostarse, saltar, o zambullirse en ellas. De tal forma que el tacto a lo largo del cuerpo se sienta plenamente estimulado.
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Recolectar bellotas, musgo y piñas

Un plan increíble es indicarles a los niños encontrar piñas, bellotas, musgo, e incluso cortezas de árboles a lo largo de un sendero boscoso o incluso en un parque ecológico cercano a casa.
Con esta actividad los peques aprenden a enfocar su vista, concentrarse, buscar y diferenciar objetos específicos en un entorno en el que todo parece similar. Posteriormente se pueden guardar para que los mismos niños elaboren manualidades.
Además, se puede aprovechar para enseñarles la utilidad de estos elementos en el ciclo de vida de reforestación natural de árboles endémicos (o nativos de esa región geográfica). Así como el hecho de que aprecien la importancia de su preservación para la vida silvestre y las generaciones humanas futuras.
Descifrar los aromas del otoño
Como lo mencionamos antes, los paseos o excursiones en espacios naturales permiten que los niños también descubran y se familiaricen con aromas nuevos otoñales. Para maximizar el estímulo olfativo se recomienda que, en la medida de lo posible, los peques froten, muevan o rasquen los ejemplares para intensificar sus aromas y liberar sus aceites esenciales.
Algunos árboles en México (no todos son endémicos) que desprenden mayor aroma durante el otoño son: el pirul, guayabo, copal, huizache y simarruba. Excepcionalmente podemos encontrarnos con un árbol aromático e insigne japonés, que es el ginkgo. Todos estos ejemplares corresponden a climas y regiones distintos, por lo que es importante localizarlos para poder disfrutar de todo su esplendor.
Asimismo, las flores de cempasúchil y las de terciopelo son las estrellas de esta época del año. Podemos observarlas en mercados, invernaderos, chinampas (en Xochimilco) y cada vez más común de forma silvestre en jardines botánicos y reservas ecológicas.
Modelar calabazas

Bajo la supervisión de un adulto, los peques pueden realizar múltiples manualidades increíbles y llenas de detalles con uno de los elementos claves no sólo de la temporada de Día de Brujas, sino del otoño entero: la calabaza.
Estas actividades fomentan el desarrollo táctil, visual y olfativo de los peques. Además de motivarlos a utilizar su motricidad gruesa y fina, a socializar y a disfrutar de un ambiente natural mientras eligen la calabaza de su preferencia.
- Recolectar calabazas: En inglés Pumpkin Patch, se trata de acudir a espacios al aire libre a seleccionar la calabaza de su preferencia para que después los niños las decoren. Las enormes y coloridas calabazas se colocan a lo largo de dichos lugares para estar a la vista de todos.
- Tallado de calabazas: Los niños disfrutarán de tallar y limpiar por dentro las calabazas para darles las figuras que mejor prefieran. Algunas sugerencias son tallar los ojos y bocas en formas divertidas y escabrosas, o colocarles lámparas de distintos colores o tonalidades por dentro para darles un toque aún más original.
- Pintar calabazas: Darle color a las calabazas va de la mano de la actividad del tallado, porque se trata de personalizarlas y poner en práctica la creatividad de cada niño. La pintura acrílica es la más adecuada por no ser tóxica, aunque últimamente se ha optado por utilizar pintura en spray para darle un acabado más uniforme.
Se recomienda encarecidamente que estás actividades se realicen siempre bajo la guía y el cuidado de un adulto, ya sea padre, tutor o profesor.
Crear un collage otoñal
La recolección de elementos naturales durante el otoño nos lleva a varias actividades posteriores igualmente valiosas para su aprendizaje y desarrollo de habilidades físicas.
Al crear un collage se trabaja la manipulación de objetos (motricidad fina), coordinación ojo-mano para colocar y pegar, asociación de formas y colores, la imaginación; así como la expresión emocional no verbal de sus emociones y de su visión del mundo.
Con ello también se incentiva a apreciar los recursos naturales, como insumos inigualables, en la creación de nuestras propias obras. Al mismo tiempo, para seguir con esta misma idea, se pueden ofrecer cartón, hojas recicladas, libros y revistas para motivar la reutilización con fines creativos.

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