Algunos de los proyectos de parques caninos más prometedores han incurrido en errores básicos que repercuten en su funcionalidad. Y tales desaciertos provienen desde las fases más tempranas de diseño y construcción; justo en las etapas en las que se podrían resolver sin mayores contratiempos.
La mayoría de esos errores tienen una repercusión directa tanto en la seguridad de los peludos como en la experiencia y tranquilidad de sus dueños.
En esta entrada, hablaremos de los 5 errores más frecuentes al construir un parque canino y también te ofrecemos las mejores soluciones para evitarlos.
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1. No considerar el espacio adecuado
El diseño de un parque canino debe siempre contemplar las dimensiones del espacio disponible para poder organizar las áreas que lo constituyen. Estos aspectos que te mencionamos a continuación te servirán de guía para poder lograrlo y no fallar en el intento:
- Tipos de crianzas. Los espacios en que hay convivencia general de peluditos se debe considerar que no todos están acostumbrados a relacionarse fácilmente con otros perros, o sencillamente el sólo hecho de estar en espacios abiertos muy grandes les genera ansiedad.
- Habilidades físicas únicas. Por condiciones naturales, como la edad, o bien a raíz de una enfermedad o un accidente, no todos los perritos pueden desfogar su energía corriendo o saltando interminablemente. Algunos de ellos requieren aparatos ortopédicos para poder estar en pie o caminar.

- Razas chicas, grandes y enormes. Es imprescindible considerar los tipos de razas y niveles de energía de los perritos que harán uso del parque.
- Las razas grandes y de alta energía (como el san bernardo, gran danés, pastores alemanes, border collies y huskies) necesitan de mucho espacio y obstáculos específicos para que jueguen, aprendan y corran. De modo que lo ideal es asignarles un área con más equipos y espacio libre.
- Las razas pequeñas y de baja energía (chihuahuas, yorkshire, pomerania, pugs, corgis y shih tzu) tienden a involucrarse en juegos más breves y menos rudos, pues se agotan en poco tiempo. Para ellos lo ideal son las áreas más tranquilas, que les garanticen seguridad y confianza.
Por lo que un buen aprovechamiento del espacio total, cubriendo las necesidades y diversidades mencionadas, garantiza que el parque canino sea más completo.
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2. No tener la superficie adecuada
Una superficie adecuada para cubrir las áreas caninas tiene un impacto absoluto tanto en las actividades de los perritos como en su salud. Es recomendable elegir aquellas que son sencillas de limpiar, que son permeables ante líquidos y que no guardan olores. Pero, sobre todo, aquellas que ofrecen durabilidad y cuyo mantenimiento no conlleva técnicas especiales.
Ante ello, se sugiere evitar en la medida de lo posible el césped natural, por su alto nivel de desgaste, así como los costos que implica su cuidado. En cambio, entre las mejores opciones se consideran la arena, la grava fina y el pasto sintético para uso exterior, siendo este último la mejor alternativa para garantizar higiene, drenaje, largo tiempo de vida y resistencia.
3. No tener el mobiliario adecuado (tanto para personas como para perros)
Un error común en las áreas caninas es la de no incluir el mobiliario necesario para que tanto los humanos como los perros disfruten al máximo el tiempo de recreación. Los más importantes son:
- Poca o nula cantidad de bebederos: De los errores más graves está el no incluir bebederos de agua potable. Disponer de este servicio en un espacio de actividad física para perros los puede salvar de deshidratarse especialmente en los días calurosos.
- Falta de contenedores para desechos: Una buena gestión de residuos caninos es un eje fundamental para mantener los parques en óptimas condiciones. A menudo la escasez de contenedores adecuados para heces y basura representa un problema en las áreas caninas.
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4. No contar con puertas dobles ni vallado seguro

Las puertas dobles en los parques caninos previenen que los perros se escapen de sus dueños y que se generen peleas que pueden concluir en algo más grave. De la misma forma son muy útiles para controlar una convivencia no deseada, primordialmente si hay razas de grandes y pequeñas, o perros nerviosos, interactuando.
Asimismo, un vallado robusto en un parque canino nos garantiza que todos los perros estarán seguros, conviviendo en las áreas adecuadas para ellos y jugando en un espacio libre de amenazas contra su integridad. Al mismo tiempo que otros usuarios de las áreas circundantes podrán realizar sus actividades sin temor a estar en contacto con canes nerviosos o enormes corriendo hacia ellos
Ambas herramientas de seguridad consolidan una sana convivencia y respeto no sólo entre propietarios y sus perros, sino también por la comunidad que hace uso de los espacios públicos.
5. No colocar suficientes circuitos agility
Los circuitos agility están enfocados en ofrecer instalaciones provechosas tanto a perros de alta energía que adoran correr, saltar y jugar, así como en satisfacer las necesidades de los dueños que buscan entrenar o adiestrar a sus peludos.
Estos circuitos son clave para el desarrollo de la fuerza muscular y ósea. Sin olvidar que los canes que continuamente hacen uso de ellos se vuelven más ágiles, tienen mayor coordinación y son menos propensos a ser obesos.
Y, hay que mencionar, que contar con estos equipos hace más sencilla la tarea de educar y distraer a un perro que vive en un departamento o en residencias sin patios ni espacios comunes aptos para ellos.
Un perro que gasta inteligentemente su energía no se aburre y es menos ansioso; aunado a que son más altas las posibilidades de eliminar sus comportamientos destructivos dentro de casa.
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En conclusión, reconocer los errores más comunes durante la planificación de un parque canino nos ahorrará problemas mayores en un futuro. E incluso, puede ser igualmente cuando el parque ya está construido y existen planes de renovarlo.
No olvidemos que un parque pensado desde la empatía hacía los peluditos y sus dueños, definitivamente es el primer gran paso para que nuestro proyecto sea rentable.
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